Todos sabemos que hay diferentes Biblias. No es lo mismo una Biblia judía, que una biblia católica, una protestante o una ortodoxa. Cada Biblia posee su propio canon, es decir, la lista de libros que se consideran inspirados y que deben incluirse en las Sagradas Escrituras. Ahora bien, ¿desde cuándo la Biblia cristiana es como es? ¿Quién decide la lista de libros que deben incluirse? En esta entrada veremos el primer canon conocido de la Biblia cristiana: el canon de Muratori.
El canon de Muratori: ¿qué es?
El canon o fragmento de Muratori es un manuscrito del siglo
VII con una lista de los libros que debían incluirse en el Nuevo
Testamento. Se cree que formaba parte de un libreto mayor, donde también había
una lista de los libros del Antiguo Testamento. Está escrito en latín, pero un
latín muy burdo. Los estudiosos creen que el escriba lo tradujo de un original
griego más antiguo de forma un tanto chapucera.
El fragmento de Muratori se llama así porque lo encontró un
sacerdote e intelectual, Ludovico Antonio Muratori, en la Biblioteca
Ambrosiana de Milán, hacia el 1740.
Muratori publicó este hallazgo que causó sensación, ya que
confirmaba que el canon del NT era muy antiguo, nada menos que del siglo II. ¿Por
qué del siglo II, si el manuscrito es medieval? La fecha del manuscrito ha sido
objeto de mucho debate, pero hay en él un detalle que puede dar pistas. El
autor del manuscrito menciona al Papa Pío I, que gobernó en Roma entre los años
140 y 155 de nuestra era. Dice que Hermas, el autor del famoso escrito El
Pastor, era su hermano, y alude a este texto como algo recientemente
escrito. De ahí se deduce que el canon original sea del siglo II. No obstante,
otros investigadores dicen que esta suposición no tiene fundamento, y que el
autor pudo referirse a este papa y a Hermas con el propósito de dar prestigio o
antigüedad a su lista. La discusión sigue abierta, aunque la mayoría de
estudiosos consideran que, efectivamente, el canon se remonta al siglo II.
Los libros del canon
El fragmento de Muratori lista 27 libros que forman el Nuevo Testamento, con algunos comentarios sobre ellos. Son los siguientes:
- Los cuatro evangelios canónicos: Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
- Los Hechos de los Apóstoles.
- Trece epístolas paulinas (no se menciona la carta a los hebreos)
- Dos epístolas de Juan.
- Dos apocalipsis: el de Juan y el de Pedro, aunque este último, con cautela, pues dice de él: «algunos de los nuestros sí permiten que sea leído en nuestra comunidad».
Hay que observar que durante los primeros siglos de la era
cristiana hubo divergencias en cuanto a los libros que debían considerarse
sagrados. Aunque en su mayoría los autores coincidían, algunos libros, sobre
todo las cartas apostólicas, el apocalipsis, las cartas de Clemente Romano, la
epístola de Bernabé y el Pastor de Hermas, fueron aceptados o discutidos por
los padres de la Iglesia.
¿Desde cuándo las Biblias cristianas incluyen el canon completo?
El canon que hoy conocemos es el llamado alejandrino. Lo
elaboró el obispo Atanasio, de Alejandría, en el año 367 de nuestra era. Lo
hizo con motivo de una carta pastoral que dirigió, en la Pascua de ese año, a
sus comunidades.
Desde ese momento, y después del concilio de Hipona y la
traducción de san Jerónimo al latín, la vulgata, se puede decir que
prácticamente todas las Biblias incluyen estos libros.
Leamos su contenido, pues es bien ilustrativo y marca un
hito en la historia de las Sagradas Escrituras.
4. Hay entonces, del Antiguo Testamento, veintidós libros en número; por lo que he oído que ha sido transferido entre los hebreos; su respectivo orden y nombre como el siguiente. El primero es Génesis, luego Éxodo, siguiente Levítico, luego Números y luego Deuteronomio. Siguiendo a estos está Josué, el hijo de Nun, luego Jueces, luego Rut. Y de nuevo, luego de estos cuatro libros de Reyes, el primero y segundo siendo reconocidos como un solo libro, y también el tercero y cuarto como un libro. De nuevo Esdras, el primero y segundo son igualmente un libro. Luego de estos está el libro de Salmos, luego Proverbios, sigue Eclesiastés y Cantar de los Cantares. Sigue Job, luego los Profetas, los doce siendo reconocidos como un libro. Luego Isaías, un libro, luego Jeremías, Lamentaciones, y la epístola, un libro; luego Ezequiel y Daniel, cada uno un libro. Esto constituye el Antiguo Testamento.
5. De nuevo no es tedioso hablar de los libros del Nuevo Testamento. Estos son: los cuatro Evangelios, de acuerdo a Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Luego, los Hechos de los Apóstoles y Epístolas, Santiago, uno; de Pedro, dos; de Juan, tres; después de estas, una de Judas. Además, hay catorce epístolas de Pablo, escritas en este orden. La primera, a los Romanos; luego dos a los Corintios; luego, a los Gálatas; sigue, a los Efesios; luego a los Filipenses; luego a los Colosenses; luego de estos, dos a los Tesalonicenses, y la de los Hebreos; y de nuevo, dos a Timoteo; una a Tito; y último, la de Filemón. Además, el Apocalipsis de Juan.
6. Estas son las fuentes de salvación, que aquellos que tienen sed puedan satisfacerse con estas palabras vivas. Solo en estas se proclama la doctrina de la santidad. No permitan que ningún hombre añada a estas, ni permitan que saque de estas.7. Pero para mayor exactitud agrego esto además, por necesidad; que hay otros libros además de estos que no están incluidos en el Canon, pero apuntados por los padres para ser leídos por aquellos que se nos unen, y que desean instrucción. La Sabiduría de Salomón, la Sabiduría de Sirac, y Ester, y Judith, y Tobías, y aquel llamado la Enseñanza de los Apóstoles, y el Pastor. Los primeros, mis hermanos, son incluidos en el Canon, los últimos solo para ser leídos. Ni hay espacio para mencionar a los Apócrifos. Son la invención de herejes, que escriben cuando así lo quieren, otorgándoles aprobación y asignándoles una fecha; que, por lo tanto, los usan como escritos antiguos y pueden encontrar ocasión para desviar a los simples [1].
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