domingo, 27 de agosto de 2023

¿Quién escribió los evangelios?

¿Quiénes fueron los autores de los evangelios? Todos conocemos sus nombres: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Desde la antigüedad se atribuyen a estos cuatro hombres. Pero ¿cómo lo sabemos? Porque lo cierto es que en ningún evangelio se menciona quién fue su autor.

El obispo Eusebio de Cesarea, en el siglo IV, fue el primero en redactar una Historia de la Iglesia, y en ella recoge quiénes son los autores de los cuatro evangelios, que ya se leían en todas las comunidades cristianas. Eusebio toma como fuentes a los primeros padres de la Iglesia: Ignacio de Antioquía, Clemente de Alejandría, Ireneo y el obispo Papías de Hierápolis. Todos ellos vivieron en el siglo II. Son estos quienes atribuyen cada evangelio a un autor.

Así que esto debería bastarnos. Es una tradición antiquísima y se ha mantenido a lo largo de los siglos.

Ahora bien, a los estudiosos siempre les gusta indagar y profundizar en los textos, así que pronto surgieron las preguntas y los desafíos.

Desafíos para los biblistas

Hay varias cuestiones que han preocupado a los biblistas desde antiguo:

-      ¿Quién los escribió?

-      ¿Cuándo se escribieron? ¿Cuál es el más antiguo?

-      Explicar las semejanzas entre los tres evangelios sinópticos: ¿por qué son tan coincidentes?

-      Explicar las diferencias. ¿A qué se deben?

Contestar a una de estas preguntas nos dará pistas para responder a las otras. Veámoslo.

Los autores

Mateo, Marcos, Lucas y Juan: dos apóstoles directos de Jesús y dos discípulos de los apóstoles.

Mateo

Mateo es el recaudador de impuestos llamado por Jesús (Mateo 9, 9; Marcos 2, 13; Lucas 5, 27). En el evangelio de Mateo es llamado Mateo; en los otros dos, Leví. Y cuando se cita la lista de los Doce, este evangelio es el único que precisa que era el recaudador (Mateo 10, 3; Lucas 6, 15 y Marcos 3, 16).

Mateo era un hombre culto, de manera que es seguro que sabía leer y escribir. Pero su lengua era el arameo, aunque quizás también sabía algo de griego. El obispo Papías explica que Mateo escribió inicialmente su evangelio en arameo y después lo tradujo al griego, completándolo con la genealogía de Jesús y los episodios de la infancia.

¿Cuándo se escribió el evangelio? Quizás la primera versión circuló en forma de apuntes unos pocos años después de la muerte de Jesús. La versión final, en griego, se cree que es de alrededor del año 80 d.C. ¿Por qué? Porque Mateo trata de algunas controversias con los judíos, propias de esa época. En el año 80, Jerusalén había sido destruida y los judíos expulsados de la ciudad, tras la guerra judía contra Roma. Los líderes judíos se reunieron en la ciudad de Yamnia o Yavne para rehacerse y consolidar la doctrina, fijar el canon de las escrituras y ver cómo podían seguir cultivando su fe, ahora sin Templo y sin sacerdotes. Empezaba el judaísmo rabínico, y la polémica con los creyentes en Jesús estaba muy candente. No pocos judíos se habían hecho cristianos; conjugar el seguimiento de la Ley con el seguimiento a Jesús no debió ser fácil y finalmente se acabó dando una ruptura. El evangelio de Mateo refleja este conflicto.


Marcos

Se cree que Marcos era Juan Marcos, hijo de María, la mujer en cuya casa se reunía una de las comunidades cristianas de Jerusalén. Lucas habla de él en los Hechos, y Pablo lo menciona también en sus cartas. Su nombre de pila era Juan, Marcos era su nombre romano. Como Pablo, tenía la doble ciudadanía. Era un judío helenista, de la diáspora.

Juan Marcos era sobrino de Bernabé, el gran compañero de Pablo hasta que se separaron (Hechos 15, 37-40). Aunque hubo una gran tensión y distanciamiento entre ambos, con el tiempo Marcos acabó colaborando con Pablo, y este lo apreciaba mucho. Después, Eusebio recoge que Marcos acompañó a Pedro y fue de su boca donde recogió todas las enseñanzas y obras de Jesús, que transcribió en su evangelio. Eusebio afirma que el evangelio de Marcos bebe de la predicación de Pedro.

Quizás por eso es el evangelio que más acentúa la relación no siempre fácil de Jesús y sus discípulos. Pone en evidencia más que los otros su falta de fe, la impaciencia de Jesús ante sus sueños de grandeza y poder, las broncas que Jesús les dirigía de tanto en tanto y los defectos del mismo Pedro.

El evangelio de Marcos es el más breve, el más directo y expresivo en su estilo. Por esto muchos biblistas piensan que es el más antiguo. Al estar escrito en griego, y al incluir algunas expresiones arameas y su traducción, se piensa que se dirigía principalmente a un público gentil, como las comunidades de Roma a donde fue a parar Pedro.

¿Cuándo se escribió? Tal vez antes de morir Pedro, que se cree fue crucificado en Roma hacia el año 64. O quizás después, pero antes de la guerra judía, que terminó en el año 70. Podríamos datar el evangelio de Marcos entre los años 60 y 70 d.C.


Lucas

Lucas es discípulo y acompañante de Pablo. El apóstol menciona varias veces en sus cartas a un querido médico que está a su lado: Lucas. ¿Es el mismo que escribe? Muy posiblemente, porque Lucas, en los Hechos, sigue estrechamente los pasos de Pablo y su evolución.

Lucas era también un judío de la diáspora, oriundo de Antioquía. ¿De qué Antioquía? Tradicionalmente se nos ha dicho que de Siria, aunque las últimas investigaciones bíblicas apuntan a que, quizás, su origen era otra Antioquía, la de Pisidia, donde Pablo y Bernabé fundaron comunidad (Hechos 13, 14). Hablaremos de esto en otra ocasión.

También se ha dicho que Lucas era un gentil, pero su conocimiento profundo de las escrituras hebreas y de la cultura judía parece arrojar pistas en otro sentido. Los biblistas que han estudiado a fondo su obra en los últimos años apuntan a que Lucas era un judío helenista, como el mismo Pablo y Bernabé.

El hecho es que, al ser procedente del mundo helenístico, y médico, nos encontramos ante un hombre culto y con experiencia de mundo. Sabía hebreo, posiblemente arameo y también griego. Sus escritos son los más ricos en vocabulario y expresión literaria. Y, al mismo tiempo, estamos ante un judío creyente en Jesús. Ama su cultura y su tradición, pero comprende que con Jesús su fe da un salto y se abre a todo el mundo, a toda la humanidad. Esta vocación universal se refleja en su evangelio y en el libro de los Hechos.

¿Cuándo escribió su obra?

Lucas concibió su obra como un solo libro con dos partes: el evangelio, centrado en Jesús, y los hechos, centrados en las primeras comunidades y en las andanzas de los apóstoles Pedro, Pablo y otros personajes. El final del libro de los hechos, la segunda parte, termina en Roma, con san Pablo en libertad condicional, anunciando el evangelio. Por tanto, tuvo que ser escrito antes de la muerte de Pablo, hacia el 66 d.C.

Si es así, nos encontramos con un evangelio tan antiguo como Marcos. ¿O es quizás Marcos anterior a lo que se pensaba?

También es posible que Lucas acabara su libro con la llegada de Pablo a Roma, de forma deliberada, aunque lo escribiera años más tarde. En todo caso, los biblistas barajan la posibilidad de que el manuscrito fuera redactado antes del año 67 d.C.


Juan

Con el evangelio de Juan nos encontramos ante un gran enigma. ¿Fue realmente Juan, el apóstol, el hijo de Zebedeo y hermano de Santiago, el autor del cuarto evangelio?

Es realmente un escrito muy diferente a los anteriores. No sigue el mismo hilo, no recoge las parábolas ni las predicaciones que recogen los tres sinópticos. Pero en los hechos fundamentales de la vida de Jesús: la llamada en el Jordán, su pasión, muerte y resurrección, coincide con ellos.

¿Qué problemas presenta el evangelio de Juan?

En primer lugar, si Juan Zebedeo fue su autor, ¿es posible que un pescador de Galilea supiera escribir en griego para redactar una obra tan compleja y profunda?

En segundo lugar, es el único evangelio donde jamás aparece el nombre del apóstol; solo se menciona a los dos Zebedeos, como hermanos y de forma un tanto distante.

Jamás se dice quién es su autor: se habla del «discípulo amado», a quien se identifica con Juan, pero no se da nunca su nombre.

Este discípulo amado está presente en momentos cruciales de la vida de Jesús: en el Jordán, con Juan Bautista, en la boda de Caná, en la última cena, recostado sobre el pecho de Jesús, y es el único que permanece fiel y está presente al pie de la cruz, mientras los otros huyen. Allí recibe el encargo de cuidar a María, la madre de Jesús. También va al sepulcro de madrugada, avisado por María Magdalena. Llega corriendo, con Pedro, ve la tumba vacía y cree. Después lo encontramos en el mar de Galilea, pescando con Pedro, Tomás y algunos otros. Reconoce a Jesús en la orilla antes que los demás. Comparte un ágape con él y sus compañeros.

Lo último que nos dice este autor de sí mismo es esto:

Este es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni el mundo entero podría contener los libros que habría que escribir (Juan 21, 24-25).

¿Es Juan, realmente, el autor?

La discusión es amplísima y no está resuelta. Hay muchos argumentos a favor y en contra. También hay diversas hipótesis sobre la identidad de este discípulo amado. Si no es Juan, ¿quién es? Darían de si para un libro entero; lo trataremos en otra ocasión.

Lo que sí se puede deducir del escrito es lo siguiente. Los biblistas afirman que el evangelio de Juan, por su profundidad teológica y su estilo, responde a la obra de una comunidad que ha bebido del testimonio de un discípulo directo de Jesús, pero lo ha elaborado y lo ha redactado a fin de clarificar y reafirmar quién es Jesús, Dios verdadero y verdadero hombre.

¿Quién es esta comunidad? Por el estilo de griego en que está escrito, los biblistas piensan que es una comunidad de judíos de la diáspora, de Asia Menor. Tal vez Éfeso. Eusebio de Cesarea recoge las dudas que hay respecto a este tema, y explica que en Éfeso se conserva la tumba de un tal Juan, presbítero y discípulo del apóstol Juan. Este Juan, que también podría ser el autor de la segunda y tercera carta de Juan, ¿podría ser también el autor del cuarto evangelio? Por la sintonía en los temas pudiera ser.

La conclusión mayoritaria a la que se ha llegado es la siguiente. Juan no es el autor material del evangelio, pero sí una comunidad dirigida por él, quizás Éfeso, donde murió. La comunidad recoge el testimonio directo del discípulo, especialmente amado de Jesús. Por eso se explican las escenas del evangelio tan personales y directas, escritas por alguien que ha sido testigo ocular. Este testimonio se redacta y se elabora para exponer quién fue Jesús y lo más relevante de su mensaje y su vida. También se acentúa su doble naturaleza, humana y divina, quizás en reacción a las primeras tendencias heréticas que surgieron a finales del siglo I. Además, se subraya la dimensión universal de la salvación. Es un evangelio dirigido a todos, gentiles y judíos. Por tanto, podría datarse el evangelio hacia el año 90 d.C., antes de la gran persecución de Domiciano.


La fuente Q

Dicho esto, debemos hablar de la famosa fuente Q o documento Q. ¿Qué es?

Es una hipótesis que sirve para explicar las semejanzas de los evangelios de Mateo y Lucas y sus diferencias respecto al de Marcos.

¿Existe algún papiro o pergamino original de este documento? No, su existencia se supone porque tanto en Lucas como en Mateo existe una serie de enseñanzas que no aparecen en Marcos y son casi idénticas. Por tanto, los biblistas deducen que esta parte del evangelio única en Mateo y Lucas debe basarse en algunos apuntes o escrito que circulaba por las comunidades y que ambos autores usaron como fuente. Se cree que era una recopilación de dichos y obras de Jesús.

Entre otros episodios, la llamada fuente Q recoge: las diatribas de Juan Bautista contra los judíos; la tres tentaciones de Jesús, detalladas; las bienaventuranzas y el sermón de la montaña; las instrucciones a sus discípulos a la hora de evangelizar, sus invectivas contra las ciudades incrédulas y los líderes religiosos hipócritas, las parábolas del banquete y los talentos, las exhortaciones a la generosidad, al perdón fraterno, a vivir alerta y despiertos.

En conclusión

Aunque en el caso de Juan no tenemos total certeza, lo que sabemos hasta hoy y la tradición nos dan buenas razones para pensar que los autores de los cuatro evangelios son aquellos a quienes se atribuyen. Pero, sobre todo, los evangelios, al igual que los escritos del AT, son fruto del trabajo evangelizador de las comunidades. Comunidades vivas, misioneras, que guardaban como un tesoro las enseñanzas de Jesús y pusieron todo su empeño en transmitirlas. Gracias a su esfuerzo y a su entusiasmo este gran tesoro ha llegado hasta nosotros hoy. La coincidencia tan grande entre los tres evangelios sinópticos y la pasión y sinceridad con que está escrito el de Juan nos acercan a las mismas palabras pronunciadas por Jesús. ¡Qué don tan grande! La mejor forma de agradecerlo es continuar su tarea y seguir transmitiendo esta buena noticia.

domingo, 20 de agosto de 2023

¿Quién escribió la Biblia? El Antiguo Testamento

Hoy el autor es importante, su texto está impreso y protegido por derechos legales. Se reproduce exactamente tal como fue escrito y nadie puede retocarlo ni difundirlo sin permiso del autor o del editor.

En la antigüedad esto no era así. Lo relevante no era el autor, sino el mensaje y el impacto que este pudiera causar en los lectores. Por esta razón, el contenido se podía retocar, ampliar o adaptar según la época y los destinatarios a los que se dirigía. Como los textos eran manuscritos, su transmisión permitía introducir modificaciones cada vez que se copiaba de nuevo. Por eso existen tantas versiones de un mismo texto antiguo y todas ellas tienen diferencias entre unas y otras.

¿Quién escribió la Biblia? Es como preguntar quién escribe toda una biblioteca. Hay infinidad de manos detrás de los escritos de la Biblia.

Tanto judíos como cristianos afirman que las escrituras sagradas son inspiradas por Dios. De ahí que se diga que su autor, en último término, sea Dios. Pero esto no significa que Dios lo escribiera todo de puño y letra o que dictara literalmente, palabra por palabra, a un profeta o escriba. La existencia de diferentes versiones de un mismo texto, con retoques y añadidos, contradice esta afirmación. Conocer el pensamiento antiguo y cómo se transmitían los escritos nos ayuda a vislumbrar cómo se fue formando la Biblia.

Los libros de la Biblia están escritos durante un intervalo de más de mil años. Hoy haremos un repaso a vuelo de pájaro por los libros del Antiguo Testamento para averiguar quién o quiénes los escribieron. En la mayoría de los casos, no se trata de una persona, sino de una escuela o un grupo, y sus nombres no han llegado hasta nosotros.

Veremos los libros del Antiguo Testamento uno tras otro, y repasaremos a qué autores se atribuyen y quiénes pudieron ser en realidad.

Quién escribió…


Torá y libros históricos


LIBRO

FECHA

SE ATRIBUYE A…

LO MÁS PROBABLE

Génesis

Siglo V a.C.

Moisés.

Fuentes: mitos babilonios, tradición oral de Israel.

Escuela yahvista (J), E y D.

Recopilado y editado por escuela sacerdotal (P).

Éxodo

s. V a.C.

Moisés.

Fuentes: tradición oral, códigos legales.

J, E, D y P.

Recopilado por escuela P.

Levítico

s. V a.C.

Moisés.

Fuentes: códigos legales de varias épocas.

Recopilado por escuela P.

Números

s. V a.C.

Moisés

Fuentes: tradición oral, otros…

J, E, D y P.

Recopilado por escuela P.

Deuteronomio

Siglo VIII a.C.

Moisés

Escuela de profetas yahvista del reino del norte s. VIII, (deuteronomista) o D.

Josué

1200 a.C.

Josué

Sacerdote Fineas o algún contemporáneo.

Recopilado por escuela D.

Jueces

1200 a.C.

Samuel

Fuentes: tradición oral.

 

Tradición oral.

Escriba de David o Salomón.

Recopilado por escuela D.

Samuel I y II

930 a.C.

Samuel

Escriba del rey Salomón.

Cronista de la corte.

Reyes I y II

561 a.C. o más tarde

Fuentes: crónicas históricas de Israel.

Escuela yahvista del reino de Israel (D), siglo VIII a.C.

¿Profeta Jeremías?

Escuela deuteronomista (s. VIII a.C.)

Cronista de la época del rey Josías tras el 621 a.C.

La escuela deuteronomista (¿¿?), durante el exilio.

Crónicas I y II

s. V a.C.

Esdras

Escuela sacerdotal post-exilio.


Libros sapienciales y poéticos


LIBRO

FECHA

SE ATRIBUYE A…

LO MÁS PROBABLE

Salmos

S. IX – V a.C.

David, Salomón, Moisés, Etan, Heman, Asaf, hijos de Coré.

David, Salomón (algunos), sacerdotes del reino y del post-exilio, Asaf y familia de Coré.

Proverbios

S. VIII a.C.

Salomón

Escribas de la monarquía.

Job

S. VI a.C.

Anónimo.

Tradición babilonia reescrita por escribas judíos del exilio.

Cantar

S. VI a.C.

Salomón

Tradición popular, escribas del post-exilio.

Qohélet

S. V – IV a.C.

Salomón. Un rey.

Sabio escriba del post-exilio.

Rut

S. V a.C.

Anónimo

Autor o escuela del post-exilio crítica con la política de Esdras y Nehemías.

Lamentaciones

s. VI a.C.

Jeremías

Escuela sacerdotal, escribas del exilio en Babilonia.

Ester

S. V – II a.C.

Mardoqueo, Esdras, Nehemías, algún sabio del post-exilio.

Escriba o sabio de la época helenística, un relato de resistencia ante las potencias extranjeras.

Esdras y Nehemías

s. V – IV a.C.

Nehemías, Esdras.

Tal vez Nehemías y otros escribas de su tiempo, la restauración y II Templo.

Daniel

s. II a.C.

Daniel

Autor anónimo de la época de los Macabeos. Libro de resistencia ante los seléucidas.

Judit

S. II – I a.C.

Anónimo

Autor desconocido de la época helenística, quizás de los Macabeos.

Tobit

s. III – II a.C.

Anónimo

Autor de la época helenística, quizás en Egipto o en Babilonia (diáspora).

Macabeos I

s. II a.C.            

 Anónimo

Escriba durante las revueltas macabeas contra los reyes helenísticos, con perspectiva histórica.

Macabeos II

s. II a.C.

 Anónimo

Escriba de la época de los Macabeos, con perspectiva más religiosa.

Sirácida

s. II a.C.    

 Jesús ben Sirac, recopilado por su nieto    

Era miembro de una familia sacerdotal de Jerusalén, exiliado en Egipto.

Sabiduría

s. I a.C.    

Atribuido literariamente a Salomón    

Autor de la diáspora judía en Egipto, posiblemente Alejandría.

 


domingo, 13 de agosto de 2023

La Biblia hebrea o TANAK

Hoy nos centraremos en la Biblia hebrea, el texto original en el que se basan todas las demás Biblias. Para los cristianos, se trata del Antiguo Testamento, puesto que nuestras Biblias incluyen una parte importante que está ausente en las Escrituras hebreas: el Nuevo Testamento.

¿En qué textos se basa la Biblia hebrea? ¿Existe “una versión original"?

La Biblia hebrea, también conocida como TANAK, se basa en textos antiguos escritos entre los siglos XII a.C. y II a.C. Los textos hebreos originales fueron escritos en rollos de pergamino o papiro y se transmitieron de generación en generación.

¿Existen "versiones originales"? La respuesta es complicada. Los papiros y los pergaminos se gastan, y cada copia que se hacía era a mano. Los escribas casi siempre retocaban un poco el manuscrito, ya fuera por error, o para corregir o aclarar alguna expresión. Los textos hebreos originales no han sobrevivido, y los manuscritos que se tienen en la actualidad son copias posteriores realizadas a lo largo de los siglos. Además, hay diferencias significativas entre las copias que han llegado hasta nosotros.

Entonces, ¿qué versión es la que leen los judíos y estudiosos de hebreo hoy? Detrás de una Biblia publicada hay un gran esfuerzo por reconstruir los textos originales estudiando las diferentes copias antiguas, comparando versiones y traducciones.

Un ejemplo

Imaginad que Jesús viniera hoy a nuestra iglesia y nos hablara durante unas horas. Todos estamos atentos, escuchando sus palabras... ¡y nadie graba ni filma! Pero hay tres personas tomando apuntes, a mano, de todo cuanto dice. Cuando Jesús se va, todos queremos una transcripción de su prédica. ¿Qué haremos? Pedir a los que tomaron nota que nos pasen sus apuntes. Pero... ¡tenemos tres manuscritos! Los tres son muy coincidentes, pero hay diferencias entre ellos; no son idénticos ni han apuntado las mismas cosas. ¿Qué hacer?

Entonces decidimos buscar un editor: una persona que tome los tres juegos de apuntes y los compare, cotejándolos, para recoger todo lo que dijo Jesús, siendo fiel a sus palabras, pero intentando transcribirlas de la forma más clara y elegante. Ya tenemos una cuarta versión, que será la que finalmente se repartirá entre los oyentes. Este proceso de comparar, fusionar textos, corregir y retocar, incluso añadiendo aclaraciones, es lo que se ha venido haciendo durante siglos cada vez que se ha publicado una Biblia.

¿Qué son los textos masoréticos?

Los textos masoréticos son las copias más antiguas que se tienen de la Biblia hebrea, también conocida como el TANAK. Los masoretas eran escribas judíos que, entre los siglos VI y XI d.C. se dedicaron a preservar y transmitir los textos sagrados del judaísmo. Estamos hablando de los principios de la Edad Media. La mayoría de judíos han sido expulsados o han emigrado de Israel y viven dispersos por toda Europa y el mundo mediterráneo, en la Diáspora. El punto de unión entre las diferentes comunidades era justamente las Escrituras, de ahí su importancia.

Los textos masoréticos contienen una gran cantidad de información sobre la lengua y la gramática hebreas. El hebreo original sólo escribía las consonantes, y era el lector quien, según el contexto, añadía las vocales al leer. Los masoretas desarrollaron un sistema de notación vocal y acentuación para el texto hebreo que ayudó a preservar la pronunciación y la entonación de las palabras a lo largo de los siglos.

Los textos masoréticos se han utilizado como base para la mayoría de las traducciones modernas de la Biblia hebrea, y son altamente valorados por los estudiosos de la Biblia y la lingüística hebrea debido a su precisión y su cercanía al texto original.

Biblia hebrea - códice masorético.

Principio del formulario

¿Por qué se llaman "masoréticos"?

El término hebreo "masora" significa "tradición" o "transmisión". Los masoretas incorporaron una serie de notas y comentarios para ayudar a los copistas a mantener la exactitud del texto. Estas notas y comentarios se conocen como "masora", y son una parte fundamental de los textos masoréticos.

¿Qué son los textos del Qumram?

Los textos del Mar Muerto, también conocidos como los Rollos de Qumran, son una colección de manuscritos hebreos y arameos que fueron descubiertos en la década de 1940 en las cuevas de Qumran, cerca del Mar Muerto en Israel. Estos manuscritos se remontan a la época del Segundo Templo (siglos III a.C. - I d.C.) y contienen textos bíblicos, así como otros escritos judíos y sectarios.

Por tanto, son más antiguos que los textos masoréticos, hasta 500 años anteriores.

Entre los textos del Mar Muerto y las versiones masoréticas de la Biblia hebrea, hay algunas diferencias significativas. En algunos casos, los manuscritos del Mar Muerto muestran variaciones en la ortografía, la gramática y el vocabulario que difieren de las versiones masoréticas. En otros casos, los manuscritos contienen variaciones en el orden de las palabras o en la numeración de los versículos.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que muchas de las diferencias entre los textos del Mar Muerto y las versiones masoréticas son relativamente pequeñas y no cambian significativamente el sentido del texto. En la mayoría de casos, los manuscritos del Mar Muerto están de acuerdo con las versiones masoréticas de la Biblia hebrea.

Los textos del Mar Muerto son una importante fuente de información sobre la historia y la evolución de los textos bíblicos hebreos, y han ayudado a los estudiosos a entender mejor la forma en que se desarrollaron estos textos a lo largo del tiempo.


¿Quiénes fijaron el canon de la Biblia hebrea?

El canon de la Biblia hebrea, también conocida como el TANAK, fue fijado por los líderes religiosos judíos a lo largo de varios siglos. En general, se cree que el proceso de fijación del canon comenzó en la época del Segundo Templo (siglos III a.C. - I d.C.), y que se completó en el siglo II d.C.

En tiempos de Jesús ya había un primitivo canon, que en los evangelios se menciona varias veces: la Ley, los Profetas y los Salmos. Los salmos entrarían dentro del grupo de poemas y escritos varios.

El proceso de fijación del canon implicó la selección y aceptación de ciertos libros como autoritativos y sagrados. Los criterios utilizados para determinar la inclusión de un libro en el canon fueron diversos pero, sobre todo, los líderes religiosos consideraron dos criterios:

-      que estuvieran escritos en hebreo,

-      que fueran escritos por profetas o inspirados por Dios. 

El canon de la Biblia Hebrea

El canon de la Biblia hebrea consta de 24 libros, divididos en tres secciones: la Torá, los Profetas y los Escritos. Estos libros incluyen la mayoría de los libros que se encuentran en la Biblia cristiana del Antiguo Testamento, aunque se presentan en un orden diferente y se dividen en diferentes secciones.

Es importante tener en cuenta que hay algunas diferencias en el canon de la Biblia hebrea entre diferentes comunidades judías. Por ejemplo, la comunidad judía de Etiopía incluye varios libros que no se encuentran en el canon hebreo estándar, mientras que la comunidad judía de Yemen tiene un canon ligeramente diferente.

Los 24 libros del canon de la Biblia hebrea se dividen en tres secciones principales:

  1. La Torá (los cinco primeros libros de la Biblia cristiana)
  • Génesis
  • Éxodo
  • Levítico
  • Números
  • Deuteronomio
  1. Los Profetas
  • Josué
  • Jueces
  • Samuel (1 y 2)
  • Reyes (1 y 2)
  • Isaías
  • Jeremías
  • Ezequiel
  • Los Doce Profetas Menores (Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo y Zacarías)
  1. Los Escritos
  • Salmos
  • Proverbios
  • Job
  • Cantar de los Cantares
  • Rut
  • Lamentaciones
  • Eclesiastés
  • Ester
  • Daniel
  • Esdras y Nehemías (que se consideran un solo libro)

Es importante señalar que aunque la mayoría de estos libros se encuentran en la Biblia cristiana del Antiguo Testamento, se presentan en un orden diferente y se dividen en diferentes secciones. Además, algunos de los libros tienen diferencias en su contenido entre la versión hebrea y la versión cristiana.

El libro de Jesús ben Sirac o Sirácida ¿por qué no se incluyó en el canon bíblico?

El libro de Jesús ben Sirac o Sirácida, también conocido como Eclesiástico, es un libro de la literatura deuterocanónica, es decir, un libro que se encuentra en la Septuaginta (la traducción griega del Antiguo Testamento) y en algunas biblias cristianas, pero no en el canon hebreo de la Biblia.

Existen varias teorías sobre por qué el libro de Sirácida no se incluyó en el canon bíblico hebreo. Una de las razones puede ser que fue escrito después del período de la profecía en Israel y, por lo tanto, no fue considerado una escritura inspirada. Otra teoría es que el libro fue escrito originalmente en hebreo, pero solo se conservó en griego, y por lo tanto, no se incluyó en el canon hebreo. También se ha sugerido que algunas de las enseñanzas del libro, aunque no son heréticas, podrían haber sido consideradas menos importantes que otras enseñanzas de la literatura hebrea.

Es importante tener en cuenta que aunque el libro de Sirácida no se incluye en el canon hebreo de la Biblia, es valorado por muchas tradiciones cristianas y judías como una obra valiosa de la literatura religiosa y moral.

Libro de la Sabiduría ¿tampoco se incluyó en el canon bíblico hebreo?

El libro de la Sabiduría de Salomón, es otro libro de la literatura deuterocanónica. Al igual que el Sirácida, no se incluyó en el canon bíblico hebreo por varias razones posibles.

Una teoría es que el libro de la Sabiduría fue escrito originalmente en griego y no en hebreo, lo que habría impedido su inclusión en el canon hebreo. Otra teoría es que el libro fue escrito durante el período helenístico, cuando los judíos estaban en estrecho contacto con la cultura griega; muchos hablaban y escribían en griego. Debido a esta influencia helenística, algunos rabinos quizás consideraron que el libro no era lo suficientemente "judío" para ser incluido en el canon hebreo.

Con todo, la Iglesia Católica y otras denominaciones cristianas aceptan el libro de la Sabiduría como parte del Antiguo Testamento. El libro de la Sabiduría es considerado un texto inspirador y es ampliamente citado en la liturgia y en la teología cristiana.

¿Todos los libros de la Biblia hebrea están escritos en hebreo?

La mayoría de los libros de la Biblia hebrea están escritos en hebreo, que era la lengua principal del pueblo judío durante gran parte de la historia bíblica. Sin embargo, algunos pasajes y versículos de los libros de Daniel y Esdras están escritos en arameo, una lengua semítica que se utilizaba en el Oriente Próximo durante la época del Antiguo Testamento. Además, algunos estudiosos creen que partes del libro de Job originalmente se escribieron en otra lengua semítica, como el ugarítico.

¿El idioma judío de hoy se deriva del antiguo hebreo?

El hebreo moderno es una lengua que se deriva del hebreo bíblico y que evolucionó a través de varios períodos históricos. Después de que el pueblo judío fuera exiliado de Israel en el siglo VI a.C., el hebreo bíblico se mantuvo como lengua litúrgica y de estudio, pero el idioma cotidiano de los judíos cambió a medida que se mezclaban con otras culturas y lenguas. En la Edad Media, los judíos que vivían en Europa hablaban yiddish, una lengua germánica que incorporaba muchas palabras hebreas. En España, hablaban el sefardí o ladino. El hebreo moderno comenzó a desarrollarse en el siglo XIX, cuando los judíos comenzaron a regresar a Israel y se propuso revivir el idioma como lengua nacional. Esto implicó la creación de nuevas palabras y la adopción de formas gramaticales más modernas, pero se basó en gran medida en el hebreo bíblico y en otras formas históricas del idioma. En resumen, el hebreo moderno se deriva del hebreo bíblico, pero ha evolucionado significativamente a lo largo de los siglos y ha pasado por varias fases de desarrollo.