sábado, 21 de diciembre de 2024

La Torá samaritana

Hemos visto que hay diferentes versiones del NT y de la Biblia cristiana. Pero entre las escrituras antiguas de los judíos también había diferentes versiones. Una de ellas era la Torá samaritana.

Vamos a descubrir qué es la Torá o Pentateuco samaritano y veremos cuál es su relevancia para los estudios bíblicos. Es un documento recientemente traducido al inglés que está aportando datos muy interesantes y que podrían resolver algunos pasajes de la Biblia conflictivos o difíciles de interpretar. Los biblistas actuales han dejado de considerarla una versión tardía y adulterada de la Torá para considerarla un documento coherente y de primer orden para comprender el mundo bíblico. El texto samaritano es, junto con los rollos del Mar Muerto, la versión más antigua que tenemos de la Torá o Pentateuco.

Este vídeo se basa en el trabajo publicado de Sharon Sullivan, doctora en Estudios Religiosos por la Universidad de Michigan.

Los samaritanos

Antes que nada, deberíamos conocer mejor a los samaritanos, no sólo como etnia o pueblo, sino como grupo religioso.

Sabemos que el reino de Israel fue conquistado por los asirios en el 722 a.C., parte de su población deportada y el país repoblado por gentes de otros lugares. Esto lo relata 2 Números 17, 24:

Para reemplazar a los israelitas en los poblados de Samaria, el rey de Asiria trajo gente de Babilonia, Cuta, Ava, Jamat y Sefarvayin. Estos tomaron posesión de Samaria y habitaron en sus poblados. 

Estas gentes, sin embargo, se mezclaron con los israelitas que quedaron en la tierra y decidieron mantener la fe de Israel, adorar a Yahvé y conservar su culto y sus tradiciones. El relato del libro de los Reyes es curioso, explica que el culto al Señor se adoptó por necesidad (el pueblo sufría ataques de leones y querían aplacar a Dios) y acabó mezclándose con la idolatría. Pero el hecho es que los samaritanos, como los judíos, tenían como escritura sagrada la Torá.

Cuando los judíos retornados del exilio de Babilonia quisieron reconstruir el templo de Jerusalén, los samaritanos les brindaron ayuda, pero los judíos los rechazaron como a herejes, pues ellos adoraban a Dios en su monte sagrado, el Garizim.

Esto no hizo más que aumentar la atávica rivalidad y odio entre judíos y samaritanos. La enemistad se acentuó cuando, en los tiempos de los Macabeos, Juan Hircano destruyó el santuario del Garizim en una de sus razias.

En tiempos de Jesús esta aversión continuaba, como lo vemos reflejado en los evangelios. El gran tema de disputa era el lugar donde adorar a Dios. Tal como la samaritana pregunta a Jesús (Juan 4): ¿Hay que adorar al Señor en el templo de Jerusalén o en el monte Garizim?

La verdad sea dicha: en la Torá jamás se habla de Jerusalén. La teología del Templo y la obligación de adorar a Yahvé en un solo santuario se desarrolla junto con la teología real, asociada a la casa de David. Es una cuestión tanto política como religiosa. Los judíos creían que sólo se podía adorar a Dios en el Templo; los samaritanos sostenían que en su monte sagrado, el Garizim, pues así estaba escrito en la Torá. 


Los samaritanos hoy

Los samaritanos hoy son un grupo muy reducido, de unos pocos miles de personas. Viven en varios puntos del estado de Israel y algunos fuera, en otros países. Conservan su fe, su tradición y costumbres desde hace milenios. Guardan el sábado, los rituales de pureza, los tabúes alimentarios. Sacrifican un cordero por Pascua y leen la Torá su única escritura sagrada, en una versión muy antigua. Está escrita en paleohebreo y en un alfabeto arcaico, anterior al hebreo, sin los signos vocálicos que añadieron los masoretas a partir del siglo V. Transmiten sus tradiciones de forma oral, de padres a hijos, y es así como transmiten la pronunciación de las escrituras, que sigue la fonética del antiguo hebreo.

Para los estudiosos esto es una joya viviente. Se necesita ser samaritano o aprender con ellos para saber cómo se pronuncian las palabras en hebreo antiguo. Y esto es lo que hizo SharonSullivan, licenciada en ciencias religiosas por la Universidad de Michigan. Se embarcó en un voluntariado con una comunidad samaritana, fue a vivir con ellos, logró que la acogieran y un anciano rabí, Benjamin Tsedaka, aceptó trabajar con ella para redactar una traducción del Pentateuco Samaritano al inglés. Un trabajo ingente que se publicó, finalmente, en 2013.


Las variantes samaritanas

El hebreo, como el árabe y otras lenguas semíticas, en principio, solo escribe las consonantes. Esto significa que, si dos palabras tienen la misma raíz consonántica, generan ambigüedad en el texto. Normalmente, por el contexto se resuelve, pero no siempre.

Por poner un ejemplo en castellano:

M-R-T        puede ser “marta”, “mirto”, “muerte”, “Marte”, “amarte”, “emirato”...

En hebreo:

A-D-M       puede ser “adamah”, tierra, o “adam”, hombre.

N-P-Sh      “nefesh”, puede significar alma o respirar, vida.

S-F-R         “sofer”, escribir, también puede ser “sefer”, libro, o “sipur”, relato


Para resolver posibles confusiones, los masoretas en el s. V introdujeron unos signos diacríticos para indicar las vocales. La pronunciación masorética es la que siguen las Biblias hebreas hasta el día de hoy, pero lo más posible es que sea algo diferente de la antigua, ya que toda lengua evoluciona.

Y esto es lo que encontramos en la Torá samaritana: algunas variantes en la pronunciación arrojan palabras distintas que en la Torá hebrea, con el consiguiente cambio de sentido de un texto o pasaje.

La Torá samaritana y el texto masorético de las Biblias hebreas presentan al menos 6000 variantes.

Lo curioso es que de estas 6000, en 1900 casos la Torá samaritana coincide con la Septuaginta, la traducción de la biblia al griego, del siglo II a.C. Los estudiosos se han percatado ya de la notable cercanía del texto samaritano con la Biblia de los LXX, algo que no debería extrañarnos, pues esta biblia griega se tradujo a partir de los textos hebreos de su tiempo, y no de los posteriores que utilizaron los masoréticos. También se han encontrado coincidencias con los manuscrito de Qumram.

Es decir, que si queremos estudiar las versiones más antiguas de la Torá, las más próximas a sus perdidos originales, debemos ir a los rollos del Mar Muerto, a la Septuaginta griega y al Pentateuco Samaritano. No podemos marginar estos textos.

Veamos ahora tres ejemplos de variantes entre el texto masorético y la Torá samaritana y cómo las tres llevan a una interpretación bastante diferente del pasaje bíblico.



Deuteronomio 27

Traducción Texto masorético

Traducción Qumram (175 a.C.) =

Torá samaritana

4 Cuando hayas cruzado el Jordán, colocarás esas piedras sobre el monte Ebal y las revocarás con cal, tal como te lo ordeno hoy. 5 Edificarás allí un altar de piedra en honor al Señor tu Dios, pero no con piedras labradas con instrumentos de hierro, sino con piedras enteras, 6 porque el altar del Señor deberá construirse con piedras del campo. Quemarás sobre él ofrendas al Señor tu Dios;

4 [Y entonces, cuando hayáis cruzado] el Jordán, levantaréis [estas piedras, que os entrego] hoy, sobre el monte Garizim, y las recubriréis [con yeso. 5 Y allí, construiréis un altar al Señor vuestro Dios, un altar] de piedras. No [deberéis] tocarlo con (herramientas de) hierro. 6 [Construiréis el altar del Señor vuestro Dios con piedras sin tallar] y ofreceréis sobre él sacrificios quemados al Señor [vuestro Dios].

En la Torá judía tradicional el lugar de culto es el monte Ebal. En la Torá samaritana, pero también en los manuscritos del Qumram, que recogen versiones antiguas de la Torá judía, el lugar de culto era el monte Garizim.

El Ebal y el Garizim son dos montes opuestos, que se miran uno frente a otro, a ambos lados de un valle, junto a Siquem. En Siquem había un antiquísimo templo, que se ha excavado, dedicado a Baal-Berit: el Señor de la Alianza. Era una antigua costumbre que, cuando se leía la ley de Dios, la mitad de los hombres se situaran en la falda de un monte para corear las maldiciones a quien infringiera la ley, y la otra mitad en la falda del otro monte para lanzar las bendiciones a quien cumpliera la ley.

Lo leemos en Josué 8, 30-35, según la versión del texto masorético:

30 Entonces Josué levantó, en el monte Ebal, un altar al Señor, Dios de Israel, 31 tal como Moisés, siervo del Señor, había ordenado a los israelitas. Lo levantó de acuerdo con lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés: un altar de piedras sin labrar, es decir, que no habían sido trabajadas con ninguna herramienta. En él ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión al Señor. 32 Allí, en presencia de los israelitas, Josué escribió en tablas de piedra una copia de la ley que Moisés había escrito. 33 Todos los israelitas, con sus jefes, oficiales y jueces, estaban de pie a ambos lados del arca del pacto, frente a los sacerdotes levitas que la cargaban en hombros. Tanto los israelitas como los inmigrantes tomaron sus posiciones, la mitad de ellos hacia el monte Garizim y la otra mitad hacia el monte Ebal, tal como Moisés, siervo del Señor, había mandado cuando bendijo por primera vez al pueblo de Israel. 34 Luego Josué leyó todas las palabras de la ley, tanto las bendiciones como las maldiciones, según lo que estaba escrito en el libro de la ley. 35 En esta lectura que hizo Josué ante toda la asamblea de los israelitas, incluyendo a las mujeres, a los niños y a los inmigrantes, no se omitió ninguna palabra de lo ordenado por Moisés. 

¿Por qué la versión judía cambia el nombre del monte donde se erige el santuario? Para demostrar que el monte donde rinden culto a Dios los samaritanos, el Garizim, NO es el que Dios eligió, y dejarlos en mal lugar. Podríamos pensar que fueron los samaritanos quienes cambiaron el texto, pero los estudios y hallazgos demuestran que es al revés: las versiones más antiguas de la Torá afirman que el monte elegido fue el Garizim.


Éxodo 24

En este pasaje de difícil interpretación encontramos que la lectura samaritana y la judía son tan diferentes que el significado del texto cambia, y cambia incluso una parte de la historia de Moisés y su esposa, Séfora.

Traducción Torá samaritana

Traducción Texto masorético

24 Y sucedió en una posada por el camino que Yahvé salió a su encuentro para abatirlo.

24 Y sucedió que por el camino, en la posada, Yahvé le salió al encuentro para matarlo.

25 Y Séfora tomó un pedernal y circuncidó su corazón bloqueado [de ella], y se arrojó a sus pies. Y dijo: Ahora, de verdad, eres mi esposo de sangre.

25 Entonces Séfora tomó un pedernal y cortó el prepucio de su hijo arrojándolo a sus pies; y dijo: Ciertamente, un esposo de sangre para mí.

26 Y él la dejó ir. Entonces ella dijo: Un esposo de sangre, para ser circuncidado.

26 Así que él lo dejó. Entonces ella dijo: Un esposo de sangre por la circuncisión.

Los textos originales, tanto el masorético como el samaritano, son iguales. Pero ya sabemos que el hebreo en su origen no tenía vocales. Y encontramos en este texto varias palabras que, según las vocales sean unas u otras, varían de significado. Veámoslas.

La primera es el verbo amit: puede leerse aamito (abatirlo) o hamito (matarlo). Según la Torá samaritana, Dios no quiere matar a Moisés, sino golpearlo, dejarlo fuera de combate, para hacerle parar y ver algo importante.

La segunda es la raíz del sustantivo BN: puede leerse binah (corazón) o benah (hijo).

A continuación sigue un adjetivo, con raíz RL: puede leerse arel (bloqueado, cerrado) o arila (la piel del prepucio). La expresión arel, bloqueado, se relaciona también con los labios cerrados y el corazón ocluido (Ex 6,12-30).

De manera que la Torá samaritana lee que Séfora se rasga con un cuchillo de piedra su corazón bloqueado, mientras que el texto judío lee que Séfora circuncida con un cuchillo el prepucio de su hijo. En el gesto de la Torá samaritana, Séfora reconoce que su corazón está cerrado y no ha abrazado la fe de su esposo, pese a convivir con él. Y esto enlaza bien con lo que sigue.

En el verso 26, la otra variante: con las mismas consonantes, se expresa algo distinto. La Torá samaritana lee: él (Moisés) la dejó ir. Es decir, que la despidió para que volviera a casa de su padre con sus hijos. En el texto masorético leemos: él (Dios) lo dejó, es decir, que dejó a Moisés, perdonándole la vida.

Si seguimos leyendo el Éxodo, veremos que la versión samaritana es más coherente. Moisés llega a Egipto solo, sin su mujer, y no se reencontrará con ella sino más adelante, cuando ya en pleno itinerario por el desierto, su suegro Jetró le salga al encuentro y le traiga a la esposa y a los dos niños. Lo leemos en Éxodo 18, 1-7:

1 Todo lo que Dios había hecho por Moisés y por su pueblo Israel, y la manera como el SEÑOR había sacado a Israel de Egipto, llegó a oídos de Jetró, sacerdote de Madián y suegro de Moisés. 2 Cuando Moisés despidió a Séfora, su esposa, Jetró la recibió a ella 3 y a sus dos hijos. Uno de ellos se llamaba Gerson, porque dijo Moisés: «Soy un extranjero en tierra extraña»; 4 el otro se llamaba Eliezer, porque dijo: «El Dios de mi padre me ayudó y me salvó de la espada del faraón». 5 Jetró fue al desierto para ver a Moisés, que estaba acampando junto a la montaña de Dios. Lo acompañaban la esposa y los hijos de Moisés. 6 Jetró le había avisado: «Yo, tu suegro Jetró, voy a verte. Me acompañan tu esposa y tus dos hijos». 7 Moisés salió al encuentro de su suegro, se inclinó delante de él y lo besó. Después de intercambiar saludos y desearse lo mejor, entraron en la tienda de campaña (Éxodo 18, 1-7).


Números 12, 1

En Números 12, 1, el texto judío indica que Moisés tomó una segunda esposa cusita, o del país de Kush (Etiopía). Pero la palabra original, kashet, también puede tener diferente vocalización y, por tanto, diferente interpretación. 

Traducción Torá samaritana

Traducción texto masorético

Y Mariam y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la hermosa mujer con la que se había casado. Pues se había casado con una mujer hermosa.

Y Miriam y Aaron hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita con la que se había casado. Pues se había casado con una mujer cusita.

Onkelos, el famoso judío converso del siglo I, sobrino del emperador romano Tito, sugiere que el verdadero significado aquí no es la nacionalidad, cusita, sino que significa “hermosa”.

Otro erudito judío medieval, Rashi, sigue la tesis de Onkelos y afirma que se juega con el doble significado: hermosa y cusita. Se hacía para desviar la mala suerte, pues los antiguos creían que nombrar algo demasiado bueno podía atraer el mal de ojo, de esta manera, se utilizaba una palabra despectiva o negativa para “protegerse”.

El texto bíblico nunca habla de la muerte de Séfora. Y la tradición samaritana afirma que Moisés tuvo una sola esposa, Séfora, y que esta era hermosa, por lo cual causaba envidia y murmuraciones entre los israelitas. No sólo porque había mantenido las prácticas religiosas de su tribu, sino porque era una mujer muy bella.


Conclusiones

La Torá samaritana, junto con los rollos del Mar Muerto, es un documento de primer orden para interpretar pasajes difíciles o ambiguos de las sagradas escrituras. Su estudio y comparación con otros textos puede resultar iluminador.

Si alguien está interesado, la versión inglesa de la Torá samaritana está publicada por

Y disponible en Amazon.

Enlaces

Sharon Sullivan:

https://shomron0.tripod.com/articles/interviewsulivan.pdf

https://littlehouseinthebigworld.weebly.com/

Torá samaritana:

https://en.wikipedia.org/wiki/Samaritan_Pentateuch

Samaritan Pentateuch:

https://www.amazon.com/Samaritan-Pentateuch-Reader-Critical-Apparatus/dp/1916854559

En inglés (Eerdmans; First Edition (26 Abril 2013):

https://www.amazon.com/Israelite-Samaritan-Version-Torah-Translation/dp/0802865194

Online:

https://www.stepbible.org/version.jsp?version=SPE

Los modernos samaritanos:

https://fundaciontierrasanta.es/los-ultimos-samaritanos-la-arqueologia-muestra-el-otro-templo-y-el-otro-monte-de-dios 


sábado, 14 de diciembre de 2024

La Peshitta

Introducción

La Peshitta es una de las versiones más antiguas que conservamos de la Biblia. Es la primera que conocemos en lengua aramea, la lengua que habló Jesús. 

En esta entrada exploraremos qué es la Peshitta: cuándo se escribió, quiénes pudieron ser sus autores, quiénes la utilizaban y cuál es su importancia para el estudio bíblico.


El idioma arameo

El arameo era la lengua hablada por Jesús, los apóstoles y todos los judíos que vivían en el territorio de Israel desde, al menos, el siglo V a.C. ¿Por qué el arameo, y no el hebreo? Tenemos que hacer un poco de historia.

El arameo es una lengua semita, de la misma familia que el hebreo, el árabe y las antiguas lenguas fenicia, cananea y babilonia. Se hablaba en el reino de Aram, en lo que hoy es Siria. El reino de Aram era rico y poblado, y pasó a ser parte de los imperios asirio, babilonio, persa y después fue parte del reino helenista de los seléucidas. Los griegos lo llamaban Syr, y de ahí viene el nombre de Siria. El idioma arameo es lo mismo que el siríaco.

El antiguo reino de Israel fue conquistado por Asiria en el 722 a.C. y el reino de Judá por Babilonia en el 586 a.C. Muchos judíos fueron al destierro, y su territorio fue repoblado por gentes de otros lugares: mayoritariamente de Aram. Por eso, a partir del siglo VI y V a.C. el arameo se extendió y acabó siendo la lengua mayoritaria de todo el Oriente Próximo. Los mismos judíos, al cabo de dos generaciones, acabaron hablando arameo. Pero conservaron el idioma hebreo en sus Escrituras Sagradas y en el culto. Con el hebreo sucedió lo mismo que con el latín en la Edad Media: se mantuvo como lengua culta y litúrgica, mientras que la gente hablaba las lenguas vernáculas de cada país.

¿Qué lengua hablaban Jesús y los apóstoles? El arameo como idioma común. Pero Jesús, conocedor de las Escrituras, también leería y entendería bien el hebreo. Además, el griego era la lengua internacional del Mediterráneo oriental: muchos lo entendían, lo hablaban o lo chapurreaban. En Galilea, región muy abierta al mundo gentil, posiblemente todos estaban familiarizados con el griego. No es descabellado suponer que Jesús lo entendía y quizás lo hablaba. Al menos sabemos que dos de sus apóstoles sí lo hacían: Andrés y Felipe (ver Juan 12, 20-21). Cuando unos judíos helenistas (o griegos) quieren ver a Jesús, se dirigen a ellos porque saben que hablan su idioma. No es casualidad, tampoco, que estos dos apóstoles lleven nombres griegos: Andrés (hombre, varón) y Felipe (filipos, amigo de los caballos) son dos nombres típicamente helenos.

El griego era como el inglés hoy: el idioma culto e internacional en el Mediterráneo del siglo I. Muchos hispanoamericanos hablan inglés, o al menos lo entienden, e incluso han incorporado palabras inglesas a su vocabulario. También es común dar a los niños nombres ingleses: Jonny, Kevin, Richard, Elizabeth, Jenny, Jacqueline, son todo nombres anglosajones. Lo mismo sucedía con el griego en tiempos de Jesús. No era extraño que algunos judíos, sobre todo en zonas de la diáspora o en contacto con el mundo gentil, llevasen nombres griegos.


Volviendo al arameo, esta era la lengua mayoritaria hablada no sólo en el territorio de Israel, sino en casi todo el Oriente Próximo, hasta Mesopotamia. No debe extrañarnos, pues, que cuando los evangelios comenzaron a difundirse, con la expansión del cristianismo, una de las primeras lenguas a las que se tradujeran fuera el arameo.

Según estudiosos y lingüistas, como Vicente Haya, experto en arameo, aseguran que traducir los evangelios, originalmente en griego, al arameo, la lengua de Jesús, debió ser muy fácil e interesante. Los evangelistas tomaron como material base recopilaciones de dichos y hechos de Jesús, y seguramente muchos de estos “apuntes” estuvieran en arameo, tal como los pronunció Jesús. De manera que al traducir el texto griego al arameo, era lógico adoptar las formas y palabras originales de Jesús. Esto explica las variantes que presenta la Peshitta respecto de otras versiones antiguas del Nuevo Testamento. En estas variantes, posiblemente, encontramos la reproducción más fiel de las palabras literales de Jesús.

El nombre

Peshitta significa “versión simple” o también “versión común”; es decir, una versión de la Biblia para que el pueblo, la gente común, pueda leerla.

Su autor

Desconocemos quién fue el traductor de esta Biblia siríaca. Se suele decir que el obispo Rábula, de Edesa, al sur de Turquía, fue su promotor. Pero este obispo vivió en el siglo V, cuando la Peshitta ya era ampliamente utilizada en las comunidades cristianas. Quien le dio este nombre fue el rabino Moshe bar Kepha, en el siglo IX.


Qué contiene

La Peshitta contiene prácticamente toda la Biblia.

El Antiguo Testamento según la Biblia hebrea, más los libros deuterocanónicos que incluye la Septuaginta; es decir, que corresponde al Antiguo Testamento cristiano.

El Nuevo Testamento incluye los cuatro evangelios, los Hechos, las cartas de Pablo, la primera carta de Juan y la primera de Pedro y la de Santiago. No contiene la segunda carta de Pedro, la segunda y tercera de Juan, la de Judas y tampoco el Apocalipsis.

Cuándo se tradujo

En el siglo II. Por tanto, es un documento de muchísimo interés, porque del Antiguo Testamento, traducido directamente del hebreo, es la versión más antigua que conservamos, después de la Septuaginta (en griego, del siglo III a.C.) y de los rollos del Mar Muerto. La versión de la Biblia hebrea que conocemos hoy es el texto masorético, de época medieval.

El Nuevo Testamento se tradujo de textos griegos muy antiguos, posiblemente las primeras versiones que circularon de los evangelios, los Hechos y las cartas. El texto del Códice Beza, por cierto, concuerda con estas versiones siríacas más antiguas.

Importancia e interés

Por tanto, el interés de la Peshitta estriba en que traduce versiones muy antiguas, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento; las más próximas que conocemos a sus textos originales.

Un dato curioso: cuando se publicó la versión siríaca más antigua de los evangelios, las citas del Antiguo Testamento no se tomaron de la Septuaginta, como era habitual en la versión griega de los evangelios, sino de la Peshitta.

En cuanto a su estilo literario, los estudiosos han detectado variedad: esto significa que el texto se debe a varios autores y a diferentes épocas. Como tantos escritos antiguos, la Peshitta es una obra que se fue elaborando con el paso del tiempo y completando gracias al trabajo de diversos escribas y traductores.

La Peshitta hoy

La Peshitta es la versión de la Biblia utilizada por muchas iglesias orientales, hasta la India, y ha sido la base para las traducciones de la Biblia a idiomas como el árabe, el armenio y el malabar.

En castellano existe una edición de la Peshitta, traducida en Hermosillo, México, y publicada por Broadman & Holman Publishing Group en Nashville, Tennessee, USA en 2007. Es la única, a día de hoy, y ha recibido una buena acogida por parte del mundo académico, los teólogos y los seminarios cristianos.

La Peshita en español.

NT Peshitta online.

Conferencia sobre la Peshita en la Facultad de Teología de Valencia. 

sábado, 7 de diciembre de 2024

Los hermanos de Jesús ¿quiénes eran?

Es un tema que despierta mucho interés y curiosidad. ¿Tuvo Jesús hermanos? ¿Quiénes eran y cómo se llamaban? ¿Qué podemos saber de ellos?

En esta exposición me basaré puramente en lo que dicen los evangelios y los escritos del Nuevo Testamento, así como en la tradición más antigua que recoge Eusebio de Cesarea, el primer historiador de la Iglesia, en el siglo IV.

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Hay que observar que, en a principios del siglo IV la iglesia no se había dividido en confesiones como hoy: no se habían producido el cisma de Occidente ni la Revolución protestante. Sí había disputas teológicas, pero se dirimían en los concilios, procurando buscar el consenso. Lo cual nos indica que en la Iglesia ya había una gran variedad de grupos y maneras de entender el mensaje de Jesús.

Tampoco el papado de Roma, como hoy lo conocemos, estaba consolidado. En aquella época la autoridad en la Iglesia la tenían los obispos, y había muchos. Las principales diócesis y las que gozaban de más peso y autoridad eran las de Roma, Alejandría, Bizancio o Constantinopla y Jerusalén. Pero había otras ciudades importantes, como Éfeso, Cesarea del Mar, Antioquía y Damasco. Los obispos se reunían en concilios para dirimir cuestiones doctrinales y referentes al funcionamiento de las iglesias. En estos concilios se decidía, a menudo qué hacer con los que proponían doctrinas desviadas del evangelio, los llamados herejes, y sus seguidores. También se establecían las verdades que había que transmitir.

A partir del siglo IV, con el emperador Constantino, la Iglesia tuvo que hacer un esfuerzo por unificar su doctrina y sus escritos canónicos. Constantino, aclaremos, no impuso el cristianismo en el Imperio, lo que hizo fue legalizar la religión cristiana, con lo cual se acabaron las persecuciones. No fue hasta el reinado de Teodosio cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio, y esto conllevó, lógicamente, un enorme cambio.

En este contexto, el obispo Eusebio de Cesarea se propuso redactar una historia de la Iglesia desde sus orígenes, basándose en todas las fuentes escritas de las que pudo disponer, y también en las tradiciones que se conservaban en las diversas iglesias. Es la primera historia eclesiástica que tenemos, y la única, de manera que tenemos que fiarnos de Eusebio en lo que cuenta. De todos modos, hay que decir que el obispo Eusebio era crítico con las fuentes. No sólo explica lo que ha aprendido de ellas, sino que valora su fiabilidad y a veces la pone en cuestión, sobre todo si una fuente se contradice con otras. En este sentido, podemos decir que era un historiador muy esmerado y riguroso para su tiempo.

Pues bien, sobre la base del Nuevo Testamento y la tradición más antigua de la Iglesia, recogida por Eusebio, ¿qué podemos decir de los hermanos de Jesús?

Para este artículo me baso en la obra de Armand Puig, teólogo y biblista muy destacado, cuyo libro sobre la vida de Jesús es una de las obras más rigurosas de investigación que se han publicado en los últimos tiempos. Jesús; una biografía. Publicado por Destino.

¿Quiénes eran?

La primera fuente que tenemos son los evangelios: los tres sinópticos y Juan nos hablan de María, la madre, y de los hermanos de Jesús. También los Hechos. Incluso nos dan sus nombres.

Citas en los evangelios

Marcos 6, 3: ¿No es este el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, Joset, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas entre nosotros?

Mateo 13, 55: ¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Y no están todas sus hermanas entre nosotros?

Los varones llevan nombres clásicos judíos: Santiago, José, Judá y Simeón.

Los nombres de las hermanas no constan, pero sí aparecen en el apócrifo Historia de José el Carpintero: según este escrito, sus hermanas se llamaban Asia y Lidia.

¿Vivió Jesús en el seno de una familia numerosa?

Tensiones de Jesús con sus familiares

Lo que sí sabemos es que la familia de Jesús no estaba con él cuando inició su predicación y su vida pública. No creían en él, se escandalizaban, querían volverlo al redil y fueron a buscarlo al menos en dos ocasiones. Lo leemos en las siguientes citas.

Marcos 3, 21: Sus parientes, al enterarse, fueron a hacerse cargo de él, pues pensaban que estaba fuera de sí.

Mateo 12, 45-49: Todavía estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con él. Alguien le dijo: ¡Oye! Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que desean hablarte. Pero él respondió al que se lo decía: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: Estos son mi madre y mis hermanos, pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre de los cielos, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.

Juan 7, 2-5: Al acercarse la fiesta judía de las Tiendas, le dijeron sus hermanos: Sal de aquí y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces, pues nadie actúa en secreto cuando quiere ser conocido. Si haces estas cosas, muéstrate al mundo. Es que ni siquiera sus hermanos creían en él.


Tras la resurrección

Esta postura escéptica de los parientes de Jesús cambia tras la resurrección de Jesús. María y los hermanos de Jesús pasan a formar parte de la comunidad de Jerusalén, como leemos en Hechos 1, 12-14:

Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que dista de Jerusalén el equivalente a un paseo permitido en sábado. Cuando llegaron, subieron a la estancia superior, donde vivían. Eran Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo, Simón el Zelota y Judas de Santiago. Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres, de María la madre de Jesús y de sus hermanos.

Santiago, «el hermano del Señor», se convertirá en líder de esta comunidad. No debe confundirse con Santiago Zebedeo, el hermano de Juan y pescador, ni con Santiago el Menor hijo de Alfeo, que formaban parte de los Doce.

¿Quién llama a Santiago «hermano del Señor»? San Pablo en sus cartas:

Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre, ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco. Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días; pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Santiago el hermano del Señor. En esto que os escribo, he aquí delante de Dios que no miento (Gálatas 1, 15-20).

y reconociendo la gracia que me había sido dada, Santiago, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión (Gálatas 2, 1-10).

Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Santiago, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión (Gálatas 2, 11-21).

¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas? ¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar? (1 Cor 9, 5-6)

Después apareció a Santiago; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí (1 Cor 15, 3-8)

En estas citas Pablo constata la autoridad y reconocimiento de Santiago como líder de una comunidad y hermano de Jesús.


Santiago murió lapidado en el año 62 por instigación del sumo sacerdote Anán. Lo hizo contra la voluntad de los fariseos, que lo respetaban. Muchos de ellos se convirtieron a la fe en Jesús sin abandonar la práctica de la Ley de Moisés (como se decidió en el llamado concilio de Jerusalén, Hechos 15, 5). Eusebio relata su muerte con todo detalle en Historia 2, 23.

Otros historiadores de la época hablan de Santiago: Flavio Josefo lo considera un judío observante y piadoso (Ant. 20, 200) y Hegesipo lo llama Santiago el Justo (Historia Eclesiástica 4, 22, 4). Eusebio recoge su testimonio en su Historia (2, 23). Otros autores que recogen esta cita son Orígenes (Contra Celso 1, 47) y Clemente:

Estas cosas sucedieron a los judíos como retribución por Jacobo el Justo, que era hermano de Jesús llamado el Cristo, porque los judíos lo mataron pese a su gran justicia.

Hegesipo también habla de otros parientes de Jesús: Judas y Simeón, hijo de Cleofás, que sucedió a Santiago en la comunidad de Jerusalén. Cleofás era hermano de Jose y, por tanto, tío de Jesús. De modo que Simeón era primo de Jesús y de Santiago.

En resumen: basándonos solo en los escritos del Nuevo Testamento y en los primeros padres de la Iglesia, hay acuerdo en afirmar que Santiago era hermano de Jesús, y no era el único. Los nombres de Judas y Simeón, coincidentes con los evangelios, también se mencionan.

El problema

El problema estriba en que, si Jesús tuvo otros hermanos, ¿dónde queda el dogma de la virginidad de María? Si Jesús nació por obra y gracia del Espíritu Santo, ¿cómo es que tenía hermanos?

Vamos a exponer las distintas opciones que han ofrecido los biblistas y estudiosos.


Cuatro posibilidades


Jesús el mayor de siete hermanos

Los hermanos de Jesús son hermanos biológicos y reales, hijos de José y de María. Tienen siete hijos: Jesús, los cuatro varones y dos mujeres. Jesús es el primogénito y hermano mayor.

Primos de Jesús

Los hermanos son primos de Jesús. La palabra para decir hermano en hebreo también significa pariente. José sólo es padre legal, no biológico de Jesús; María es su madre biológica. Jesús es hijo único.

Hermanastros

José es el padre de todos. Padre biológico de cinco hijos de un primer matrimonio, del que enviuda. Padre legal de Jesús, hijo de María. Jesús es hijo único y el menor de la familia.

Medio hermanos

José y María son padres de los siete. María es la madre natural de Jesús, pero José es su padre legal, no biológico. Después de nacer Jesús, María y José tienen otros hijos. Jesús es el mayor.

Hijo de María

Cuando Jesús inicia la vida pública, a Jesús se le llama hijo de María (Marcos 6, 3) porque seguramente José ha muerto ya. Pero la expresión “hijo de María” señala el carácter singular de Jesús como hijo único de María al lado de los otros, que son hijos de José. José tiene varios hijos; María uno solo. Jesús sería el hijo único de María.

Valoración de cada hipótesis

Hipótesis

En contra

A favor 

Todos son hijos biológicos de José y María.

Mateo y Lucas: Jesús es sólo hijo de María. José no la “conoce” hasta después de nacer Jesús.

Tradición cristiana primitiva.

Gnósticos del s. II y III, ilustrados y racionalistas: Jesús es hijo del semen humano de José.

Los hermanos son parientes

Lengua griega: término propio para hermanos, no primos.

Jerónimo elaboró su tesis contra Helvidio.

Hegesipo distingue entre Santiago el hermano del Señor y Simeón el primo del Señor (Hist. Ecl. 4,22,4).

Lengua hebrea: hermano = pariente.

San Jerónimo: José es más un guardián que un marido.

Toda la Edad Media acoge su autoridad.

Lo siguen Beda, Aquino, Lutero y Calvino.

Hijos de un matrimonio anterior de José, que es viudo cuando se une a María.

 

“Adelfós” puede significar hermano o medio hermano.

Orígenes, Clemente de Alejandría, Eusebio y Epifanio.

Protoevangelio de Santiago.

Narraciones de Tomás.

Evangelio de Pedro.

Hª de José el carpintero.

Jesús, sólo hijo de María. Los demás, nacen después, hijos de José y María.

Controversia de Helvidio. Mateo sólo dice que José no conoció a María hasta el nacimiento de Jesús... Silencio sobre qué sucede después.

[Versión de los Testigos de Jehová y otros grupos protestantes]

Tertuliano. La humanidad de Jesús frente a Marción.

La tercera hipótesis no fuerza los textos del NT y respeta la tradición cristiana.

Conclusiones

¿Dónde está la verdad? ¿De qué manera afecta a nuestra fe creer una cosa u otra? Tanto si Jesús tuvo hermanos de sangre como si no, esto no afecta en nada a nuestra fe cristiana. Lo más importante, la persona de Jesús, su vida, sus obras y su mensaje, no quedan en absoluto alterados por el hecho de que tuviera o no hermanos carnales. Tampoco queda alterado el valor de su madre María, como mujer que engendró, crió y educó al Hijo de Dios. Jesús, hoy, nos sigue llamando a todos a ser sus hermanos, hijos del Padre del cielo, y a construir el reino de Dios en esta tierra.