Dicen que la Biblia es el
libro más vendido del mundo... pero quizás el menos leído. Muchos de nosotros
tenemos Biblias en casa. Pero apenas las abrimos. Y cuando lo hacemos, nos
encontramos con textos, sobre todo los del Antiguo Testamento, que nos resultan
difíciles de comprender. A veces demasiado duros, violentos, enigmáticos,
alejados de nuestro tiempo y nuestra sensibilidad, escritos en un lenguaje que
no nos llega.
¿Cómo podemos leer la Biblia
hoy? Y, más concretamente, ¿cómo leer y comprender los textos del Antiguo
Testamento?
Cuando nos acercamos a la Biblia,
es importante saber quién la escribió, para quiénes, qué quería transmitir y de
qué manera lo hizo. Sabiendo el propósito de sus autores, podemos extraer una
lectura provechosa para nosotros, lectores de hoy.
Y hay algo muy claro, que en
los libros de la Torá se reitera una y otra vez: el propósito de los autores
bíblicos es que sus oyentes vivan una vida plena, en armonía con la voluntad de
Dios. Y lo que Dios quiere es, ni más ni menos, que todo ser humano viva con
dignidad, con plenitud y con alegría.
¿No es esto lo que todos
deseamos, en el fondo, también hoy?
Hoy voy a darte algunos
consejos para hacer de tu lectura bíblica algo provechoso.
Evita tres errores
Antes de abrir una Biblia, hemos de evitar tres errores:
- La Biblia no es un libro de ciencia. No la uses para saber cómo se formó el universo o cómo evoluciona la naturaleza; no es ese su propósito.
- La Biblia no es un libro de historia. Aunque contiene muchas historias y datos reales, tampoco hace historia como la entendemos hoy (sucesión cronológica y comprobada de datos, fechas, hechos y personajes).
- La Biblia no es un catecismo ni un libro de moral. Aunque, de nuevo, en ella hay un mensaje religioso y una ética, también refleja muchas situaciones y conductas humanas de todo tipo que no encajan con la educación que hayamos podido recibir.
Teniendo esto en cuenta, no
vas a buscar en ella rigor científico ni precisión cronológica: hechos, datos y
fechas; ni tampoco te vas a escandalizar cuando leas ciertos relatos.
Entiende la clave: una historia de amor
La Biblia es el hogar
espiritual de un pueblo. Es la respuesta de una comunidad a un Dios que se
comunica a través de sus profetas.
La clave para entenderla: Es
la historia de amor de Dios con nosotros. En el Antiguo Testamento, esta
historia se centra en el pueblo de Israel. En el Nuevo Testamento, se extiende
a toda la humanidad.
El Antiguo Testamento
es como el noviazgo de Dios con el ser humano. Es la primera parte, las raíces
de la historia de la salvación. Hay un cortejo, una seducción, un enamoramiento
con momentos de lejanía e infidelidad.
El Nuevo Testamento es
la boda: Dios viene a desposarse con su amada. El novio es Jesús, la novia es
la comunidad que lo recibe.
Y lo que viene después... la
historia de la Iglesia, sería el matrimonio. Como vemos, es un
matrimonio lleno de vicisitudes. Igual que el noviazgo, no está exento de rupturas,
infidelidades y desamores. Pero el amor del Esposo perdura siempre, a lo largo
de los siglos.
La Biblia es el relato de
una experiencia. Por eso en ella hay historia, y hay mensajes morales, y
hay también relatos de muerte, violencia y pecado. No debe escandalizarnos: los
humanos somos así, trigo y cizaña mezclados, y Dios busca nuestra amistad,
aceptando como somos, porque él nos ha creado, nos conoce y sabe de nuestra
fragilidad.
Cuatro claves y cinco consejos
A la hora de leer la Biblia, hemos de hacernos cuatro preguntas, según los biblistas:
- ¿Qué dice el texto?
- ¿Cómo lo dice?
- Su trasfondo histórico: quién lo escribió, cuándo, para quién y con qué intención.
- ¿Qué me dice hoy a mí?
1. Lee con ojos limpios, como si leyeras el texto por primera vez, sin prejuicios, con curiosidad e interés.
2. Lee despacio, saboreando, imaginando, visualizando, sintiendo. Sumérgete en el relato o en el poema.
3. Conoce el contexto histórico: estudia un poco, averigua qué pasaba cuando se escribió este libro y cómo debían recibirlo sus lectores.
4. Mira con ojos antiguos: la mentalidad de antes era distinta, intenta ponerte en su lugar y verlo desde su perspectiva. Es un sano ejercicio mental.
5. Relaciona lo que lees con otros pasajes bíblicos. ¡Todo tiene sentido!
La gran sinfonía
Finalmente, y para resumirlo
en una imagen, la Biblia es como una gran sinfonía, una música
grandiosa, formada por muchos instrumentos. Cada instrumento es diferente y
toca su parte, incluso la melodía de un instrumento puede ser diferente a la de
otro, o hacer contrapunto con ella. Por eso hay una diversidad tan grande en la
Biblia. Pero el conjunto es armonioso y nos transmite un único mensaje.
Dios es el autor de la vida y
de todo cuanto existe; Dios nos ama y Dios busca la amistad con su criatura
humana. Dios se comunica y quiere hacerse oír: por eso el primer
mandamiento de todo buen judío empieza con la palabra Escucha.
Escucha, Israel, el Señor
es tu único Dios. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma, con todas tus fuerzas (Dt 6,
4).
Existimos por amor y estamos llamados al amor. La Biblia nos revela esto. ¡Es un mensaje lleno de vida y que jamás pierde actualidad!
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