La Ley de Israel es más que un código legal: es un pacto con Dios, señal de la alianza de Yahvé con su pueblo. La Ley se estipula como un don que expresa un deseo: la imitación de Dios, como posesión preciosa suya. Va mucho más allá de unos mandamientos y de lo que hoy entendemos por legalidad. En el antiguo Israel, lo legal, lo moral y lo espiritual se unen, puesto que toda la vida se concibe como una gran ofrenda o alabanza a Dios.
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