Y ahora que somos un pueblo… ¡tenemos nuestras propias
leyes! (J. L. Ska) Los pueblos que rodeaban a los hebreos poseían sus códigos
legales, sus fórmulas y sus pactos. Israel, como nación que se precie, también
poseerá los suyos. En un texto fundacional del pueblo como lo es la Torá no
podía faltar la ley, que es la médula y el motivo del relato. Así es como se
explica la inserción de los distintos corpus legales que aparecen en el Antiguo
Testamento, a menudo alternándose con la narración, como vemos en el Éxodo y en
Números. El Levítico está enteramente dedicado a las leyes.
Si alguien se propone leer la Torá de principio a fin, verá
que el tema de la Ley es mucho más complejo y se aleja de esa imagen
estereotipada que conservamos a partir de las películas y las lecturas fuera de
contexto. Más o menos pensamos que Israel nace en el desierto, Moisés sube al
monte, Dios le dicta la Ley, que se resume en los Diez Mandamientos, y el
pueblo la acata como norma de vida, sagrada y para siempre. Esto es una construcción literaria.
En realidad, en los libros de la Biblia encontramos no uno,
sino tres decálogos. Y varios códigos legislativos, pertenecientes a diferentes
épocas y mentalidades, de tal modo que no faltan normas repetidas, divergentes
e incluso contradictorias.
Los principales
textos legales del Pentateuco son:
- Los tres decálogos: Éxodo 20, 1-17, Éxodo 34, 14-27 y Deuteronomio 5, 6-21. El primero es más teológico y moral, y es el más conocido. El segundo es ritual y el deuteronómico es una versión ampliada del primero.
- Código de la Alianza (Éxodo 20, 22-23, 19).
- Código de Santidad (Levítico 17-26).
- Código Deuteronómico (Deuteronomio 12, 26).
¿Por qué la Ley se da en el desierto?
El relato de la dación de la Ley a Moisés va precedido por
el relato de la liberación y la revelación de Dios en el Sinaí. Con esto, los
autores bíblicos quieren señalar que la ley no es de origen humano, sino
divino. A diferencia de las leyes de otros pueblos, no se sustenta en la
soberanía de un rey o un sabio, sino en el mismo Dios, inspirador y garante de
estas normas. Tampoco se vincula la ley a un país concreto. De ahí que su
vigencia sea permanente, en cualquier lugar o circunstancia.
Se conocen unos cuantos códigos legales del antiguo Oriente
Próximo, entre ellos el famoso de Hammurabi. Las leyes bíblicas guardan
semejanzas con ellos. Pero en la legislación israelita aparecen de entrada varios
rasgos propios y peculiares.
- El primero ya lo hemos visto: Dios es el dador de la Ley.
- El segundo es que se aúna el derecho civil con el religioso. El fundamento de la ley es la imitatio Dei. Por tanto, todo aspecto de la vida cotidiana queda sacralizado. Lo legal es lo moral. Delito equivale a pecado, ofensa a Dios.
- El tercero es la presencia de las llamadas leyes apodícticas, que son prescripciones «sí-o-sí», mandatos que no concretan una sanción y que se sustentan en la autoridad divina y en la lealtad del pueblo a Dios. Por ejemplo: No tendrás otros dioses fuera de mí; Honra a tu padre y a tu madre para tener larga vida en el país que Yahvé, tu Dios, te dará; No matarás.
- Son leyes holísticas: afectan a toda la vida social, pública y privada, práctica y moral de la persona.
- Lo inmoral se identifica con lo ilegal. El delito es un pecado, una ofensa a Dios.
- Hay un fin pedagógico en la ley: despertar la consciencia de la alianza con Dios y alentar la santidad de todo el pueblo.
¿Qué leyes seguían los primeros israelitas?
Los estudiosos del tema están de acuerdo en que las leyes
recogidas en la Torá son más un referente, al modo de una constitución, que un
cuerpo legal práctico aplicable a cada situación del día a día.
Las primeras leyes debieron nacer con el uso y la tradición,
y eran de transmisión oral, como en otros pueblos. Los dilemas y cuestiones de
la vida ordinaria ―litigios, préstamos, ventas, etc.― se resolvían recurriendo
a este derecho consuetudinario no escrito hasta los tiempos de la monarquía.
El Código de la
Alianza es la recopilación más antigua y posiblemente se basa en esta
tradición oral, con un añadido teológico posterior.
Numerosos autores concuerdan en que las leyes apodícticas posiblemente
tuvieron su origen en los elementos nómadas que formaron la primitiva comunidad
de Israel. Es decir, los mandamientos
proceden del desierto…
El Levítico: contexto
Este libro de la Torá está formado exclusivamente por textos
legales, de diferentes épocas, recopilados por un grupo de sacerdotes en la
época del post-exilio, bajo el imperio persa. Era el tiempo en que el pueblo
debía rehacerse: la comunidad regresada del destierro tenía que integrarse con
los habitantes que habían quedado en los antiguos reinos de Israel y Judá. Esta
integración no fue fácil, generó conflictos y subrayó el interés de la
comunidad judía en diferenciarse de sus vecinos y conservar su identidad a toda
costa.
Los autores del Levítico recogen leyes del pasado y la
influencia de los códigos legales de otros pueblos del Oriente Próximo. La
herencia de las leyes asirias y babilónicas (Hammurabi y otros), así como de
las hititas, se puede rastrear en la legislación hebrea.
La finalidad
La finalidad de los textos legales de la Biblia es santificar
al pueblo y de hacer de él una nación consagrada a Dios. Como veremos, el
máximo garante de la Ley, su inspirador y su motivo, es Yahvé. ¿Cuál es el
fundamento de las leyes y del orden social? Dios.
N. Sarna recalca que la legislación bíblica es, sobre todo,
expresión de la alianza entre Dios e Israel. Por esto no se pueden separar los
corpus legales de las narraciones bíblicas, relatos que explican la intervención
divina en el pueblo.
Dios se revela en la historia de Israel como doblemente
salvador: libera al pueblo de la esclavitud de Egipto y después le da unas
leyes que le permitirán mantenerse libre, personal y colectivamente.
Ley casuística y ley apodíctica
En las prescripciones legales del Levítico encontramos dos
tipos fundamentales:
- Las casuísticas: son decretos condicionales del estilo «si un hombre hace esto, entonces…». Es decir, prescriben lo que hay que hacer en determinadas situaciones. Hay normas y castigos para cada infracción: Si un hombre presta a otro su animal y este es mutilado o muere, y su amo no está con él, el otro tendrá que pagar (Éx 22, 13).
- Las apodícticas: son enunciados en positivo, taxativos, sin premio ni castigo. Simplemente decretan: «harás esto». Son las leyes que se cimentan en la santidad de Dios: Respetarás a tu padre y a tu madre, y observarás el sábado. Yo soy Yahvé, tu Dios (Lv 19, 3).
La ley casuística es pragmática
y atiende a situaciones de la vida ordinaria. Apela a la conciencia de cada
individuo y a su relación con la comunidad. Su origen es la costumbre y el
derecho transmitido por tradición oral.
La ley apodíctica es típicamente hebrea, y se da en un texto
fundamental del Levítico, el Código de Santidad. Su fundamento es Dios, apela a
la ética del grupo y constituye una
llamada a la fraternidad.
Qué visión se desprende de la ley israelita
De las leyes podemos deducir algunos valores fundamentales
del pueblo de Israel:
- El motivo, origen y fundamento de todo es único: Porque yo, Yahvé, soy santo y os he escogido entre los otros pueblos para que seáis míos (Lv 20, 26).
- La imitación de Dios ―imitatio Dei― es un criterio que orienta la vida.
- La igualdad ante la ley: no se distinguen clases sociales, las leyes son iguales para todos, a diferencia de las leyes hititas o babilónicas.
- Se establece la ley del talión ―ojo por ojo, diente por diente―, para decretar un castigo proporcional al delito. Hoy nos parece cruel, pero en aquel tiempo era una novedad, y mucho menos drástica que otras leyes donde el castigo prescrito era mucho más oneroso que la culpa.
- Humanitarismo: hay un especial interés por los pobres y los desfavorecidos. La atención del desvalido alcanza categoría legal (algo que no ocurre en otras culturas del momento).
- Se busca minimizar la violencia legal, hay un rechazo a formas brutales de castigo que impliquen derramamiento de sangre, mutilación o tortura.
- La vida humana es sagrada. La pena por homicidio siempre es la muerte.
Sin caer en anacronismos, podemos decir que en la ley
israelita hay unos principios humanitarios que, aun siendo presentes en otras
culturas, aquí adquieren un peso y una relevancia especial. No es exagerado
pensar que de esta ley parte una línea de pensamiento y moral que, con el
transcurso de los siglos, ha conducido a los modernos Derechos Humanos.
Lo santo y lo puro
En el Levítico se hace hincapié en dos conceptos que vale la
pena ahondar: lo santo y lo puro. Así mismo, muchas leyes se refieren a la
impureza y a la purificación.
Antaño se consideraban estas normas un conjunto de reglas
desfasadas, faltas de espíritu. Los mismos académicos desdeñaban esta parte de
la Biblia. No fue hasta que la antropología descubrió el valor de los rituales
en las sociedades antiguas que algunos estudiosos volvieron con interés al Levítico
y a los códigos legales del Antiguo Testamento, rescatando su valor y su mensaje.
Como afirma la antropóloga Mary Douglas, los rituales
encierran un simbolismo importante para la vida del pueblo y reflejan sus
valores. J. Klawans concuerda:
los rituales manifiestan la forma de pensar y vivir de un pueblo y son una
marca de identidad.
Desde esta perspectiva podemos entender mejor el sentido de
las leyes rituales y cúlticas contenidas en el Levítico.
- Es santo algo consagrado a Dios, perteneciente a él. Dios mismo es fuente de santidad.
- Es puro algo que ha pasado por ciertos rituales o bien que no ha sido mancillado.
Para que algo sea santo ―consagrado― debe ser antes puro.
Pero muchas cosas y personas pueden ser puras sin que sean necesariamente
santas.
En cambio, nada que sea impuro puede ser santo. Si algo
santo se hace impuro queda profanado y hay que purificarlo para volverlo a
dedicar a Dios.
El concepto de pureza e impureza es muy típico de las
culturas del antiguo Oriente. En el Levítico podemos distinguir dos tipos de
impureza:
- La impureza ritual. Es temporal, contagiosa y reparable. Afecta a personas, objetos y lugares. No puede consentirse en el espacio sagrado, el templo. Se contrae por contacto con sustancias impuras, enfermos de lepra o flujos corporales. Para resolverla, hay que seguir una serie de rituales.
- La impureza moral. No es contagiosa, pero afecta a la persona, a la comunidad, al templo y a la misma tierra. Se contrae por delitos y pecados, y solo puede redimirse con el castigo ―mutilación, abstinencia, multa o muerte―.
En casos extremos, la impureza moral puede ser tanta que la
misma tierra vomita y expulsa al
pueblo pecador. Dios huye del santuario y abandona a su gente.
El día de la expiación
¿Qué sucede con los pecados inconscientes o con los que son
deliberados y no se han purificado? ¿Cómo lavar
la tierra de toda esta impureza? Para ello se establece el Día de la Expiación,
o el Yom Kippur. Ese día, el sumo sacerdote asume todas las culpas, las carga a
un chivo expiatorio y el animal es soltado en el desierto, para que se lleve
todo el pecado consigo. Y la tierra, el templo y la comunidad quedan limpios.