Hemos ahondado en la Torá, los cinco primeros libros de la Biblia. Antes de pasar a las series siguientes (históricos, profetas, sapienciales) publico unos apuntes basados en la conferencia de la Dra. Núria Calduch,
experta en Sagrada Escritura, impartida el 27 de febrero de 2014 y publicada en el Full Dominical del Centre de Pastoral Litúrgica de
Barcelona.
¿Cómo abordar la lectura de la Biblia? ¿Cómo comprenderla?
La Biblia católica es una biblioteca formada por 73 libros
que no son fáciles de leer. Su diversidad es grande en contenido, géneros
literarios y contextos históricos. Por la distancia en el tiempo, la cultura y
el idioma, algunos aspectos nos resultan difíciles de comprender e interpretar.
¿Cómo leer la Biblia de forma inteligente, para obtener de
ella el máximo provecho?
Ante un texto bíblico hay que aproximarse sin prisas para
poder entablar un diálogo con él. Cabe hacerse cuatro preguntas:
- ¿Qué dice el texto? Se trata de analizar su contenido, con la llamada crítica textual.
- ¿Cómo lo dice? Se estudia la forma en que expresa su contenido, mediante la crítica literaria.
- ¿Tiene un valor histórico? La crítica histórica nos permitirá ver si el texto alude a hechos reales o tiene una base real, y en qué contexto fue escrito.
- ¿Qué mensaje me comunica, hoy, a mí?
Las tres primeras preguntas requieren un análisis objetivo, científico, y son importantes para comprender
el significado del texto. Pero este conocimiento no interactúa con nuestra
vida.
La última pregunta implica entrar en el texto e
interpretarlo: de la comprensión pasamos a la actualización del texto. Ahora
tiene algo que decirnos, algo que incide en nuestra vida.
Palabra y celebración
La lectura litúrgica de la Biblia es otra forma de
profundizar en su mensaje desde la perspectiva del cristiano. La liturgia de los sacramentos, en especial la de la
eucaristía, selecciona unos textos para cada tiempo del año. Esta selección
tiene como fin que comprendamos y celebremos el misterio de Cristo, que es el centro
de la eucaristía.
En la misa, todos los textos bíblicos son leídos e
interpretados a la luz de esta verdad: Cristo es la Palabra de Dios que se
comunica a los hombres. Por tanto, en la eucaristía, la palabra es el fundamento
de la celebración, es una palabra viva, que actúa y que forma una unidad
indisoluble con el sacramento del cuerpo y la sangre de Cristo:
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