Babilonia ha caído bajo el pujante Imperio persa. Un numeroso grupo grupo de familias de Israel regresa del exilio. Bajo el decreto del rey Ciro el Grande, se les permite reconstruir su templo en Jerusalén y restablecer el culto a Yahvé. Pero el retorno no será fácil. Se encontrarán con la oposición de nativos y reinos vecinos, y tendrán que trabajar bajo amenazas, con una mano en el pico y otra en la espada.
En este periodo de la restauración dos figuras serán cruciales para aglutinar a la comunidad judía naciente: el gobernador Nehemías y el sacerdote Esdras, cuyas obras se recogen en los libros que llevan su nombre. Además, cuatro profetas: Joel, Ageo, Zacarías y Malaquías, animarán a sus contemporáneos a seguir adelante con las obras del templo y a vivir una fe honesta y auténtica, que no sólo se traduzca en un culto apropiado, sino en una conducta moral justa y compasiva hacia los más pobres.
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