La mayoría sabemos que la Biblia en realidad no es un libro,
sino una colección de libros, aunque los encontramos agrupados en un tomo. Mejor
aún sería decir que es una biblioteca y, como tal, contiene libros de
diferentes autores, épocas y géneros. Pero, ¿cuál es el hilo conductor de esta
biblioteca? Los libros incluidos en la Biblia nos relatan la epopeya de un pueblo, Israel, y su relación especial con alguien
que les da la razón de ser y la esperanza para seguir existiendo: Dios.
Un pueblo
El pueblo de Israel, como leemos en algunas páginas de la misma Biblia, es posiblemente uno de los más insignificantes de la historia humana. No fundó vastos imperios ni construyó grandes obras arquitectónicas y artísticas. Surgió como un puñado de tribus nómadas y seminómadas que, en un momento dado, se establecieron en el territorio llamado Canaán. A lo largo de su historia fue invadido, deportado, perseguido y su cultura oprimida por diversas potencias. Cualquier otro pueblo de la antigüedad, en estas condiciones, hubiera desaparecido en el olvido y se hubiera diluido en la civilización dominante de cada tiempo. ¿Por qué Israel prevaleció, y sigue existiendo, como comunidad humana, hasta hoy? ¿Cómo sobrevive un pueblo sin tierra propia, sin capital, sin estado, sin rey?
Una idea poderosa
Israel, explica la profesora Christine Hayes en su curso sobre Biblia Hebrea, desarrolló una idea poderosa que le permitió superar todas las vicisitudes y pervivir a los azares de la historia. Se trata del monoteísmo, con todas sus implicaciones. La historia de Israel, si penetramos en el sentido de los libros bíblicos, es la historia de un pueblo que se siente mirado por Dios. Un Dios único, que tiene muy poco que ver con las divinidades de la antigüedad, y con el que entabla un diálogo y una relación estrecha, a menudo tormentosa, pero que lo llevará a adquirir su identidad y una fortaleza singular en los momentos más difíciles.
Dos mentalidades distintas
La novedad de Israel es su idea sobre Dios y sobre el ser humano. Podemos establecer una comparación básica observando los principales rasgos de las religiones politeístas, propias del antiguo Oriente Medio, y el monoteísmo.
El politeísmo
― La naturaleza es de carácter divino.
― Hay muchos dioses, que encarnan las fuerzas naturales o
las pasiones humanas, y ninguno tiene un poder absoluto sobre los otros.
― Ningún dios es todopoderoso, todos están sujetos a una
fuerza superior.
― Se puede manipular o influir en el plano sobrenatural
mediante rituales y la magia.
― Consecuencia: los seres humanos están sometidos a los
poderes sobrenaturales, a menudo son víctimas de las peleas y los caprichos
divinos, pero pueden aplacar a los dioses si cumplen ciertos ritos o recurren a
la magia.
El monoteísmo
― Hay un único Dios, todopoderoso y absolutamente libre.
― Dios es trascendente a la naturaleza, está por encima de
ella, que queda desacralizada.
― Dios actúa en la historia y se relaciona con el ser
humano.
― No sirve la magia: cualquier prodigio o señal es
manifestación del poder divino.
― Consecuencia: el ser humano está sujeto a las leyes de la
naturaleza pero tiene la opción de relacionarse con Dios y, a imitación de él,
ser libre, es decir, tiene la capacidad de elegir, convertirse en sujeto moral
y cambiar su destino.
Una revolución cultural
Aunque Israel bebe del legado cultural común al antiguo Oriente Medio, la Biblia, en realidad, marca un abismo ideológico con ese pensamiento.
Christine Hayes afirma que el monoteísmo hebreo supuso una
auténtica revolución cultural. No solo en el plano religioso, sino también
social, por su visión del ser humano y su papel en el mundo. Al convertirse en
un sujeto moral, libre y responsable, la persona desarrolla un fuerte sentido
crítico hacia el entorno que le rodea. La Biblia recoge esta crítica e
insatisfacción, especialmente dura hacia las monarquías y los imperios
autoritarios que, una y otra vez, acosaron y sometieron al pueblo.
Mitos sobre la Biblia
Veamos ahora cinco mitos o clichés falsos que se han formado acerca de la Biblia.
Mito 1: La Biblia es
un libro. No es un libro, sino una biblioteca. Formada por libros de
diferentes épocas, autores, estilos. Tampoco hay en ellos uniformidad de
pensamiento: podemos encontrar posiciones ideológicas contrarias. Cada libro
aporta una nota en la gran sinfonía del conjunto.
Mito 2: La Biblia es
un conjunto de historias piadosas. Pues no, no es un “libro de santos” ni
un libro beato. Sus personajes son humanos, sujetos a pasiones y anhelos, capaces
de crímenes y de heroicidades, a menudo enfrentados a serios conflictos
morales.
Mito 3: La Biblia es
para niños. En absoluto. Hay historias muy duras, aptas solo para adultos. Pocas
veces moraliza o da lecciones. Posee una complejidad y una hondura que requiere
cierta madurez y capacidad reflexiva del lector.
Mito 4: Es un libro
teológico. No es un tratado de teología ni un catecismo, aunque varias
religiones se han basado en él y ha inspirado mucha teología posterior. Es la
epopeya de un pueblo y contiene temas religiosos, narrados en diferentes géneros.
Mito 5: Ha sido
escrita por Dios. En ningún lugar de la Biblia se hace esta afirmación. Fue
escrita, reescrita y recopilada por múltiples autores y escuelas. Esto no es
incompatible con la convicción de que estos fueron inspirados por Dios.
El Canon bíblico
Cuando hablamos de Biblia, podemos estar refiriéndonos a varios cánones o compilaciones diferentes. Tenemos el canon hebreo, o Biblia Hebrea, el cristiano católico, el protestante y otros.
En estos apuntes me centraré en el hebreo y en el cristiano
católico.
Los manuscritos del mar muerto
Finalmente, ¿qué hay de cierto en la Biblia? ¿Qué podemos saber sobre ella? ¿Es realmente una colección tan antigua como el pueblo de Israel, o ha sido un apaño posterior de rabinos y clérigos medievales?
Un hallazgo
vino a echar luz sobre todas estas cuestiones. En 1947, dos pastores beduinos
encontraron en una cueva del desierto de Judea una gran colección de pergaminos
antiguos. Cuando fueron investigados se descubrió que una parte de estos conformaban
la práctica totalidad de la Biblia Hebrea o Tanakh. Los rollos se dataron entre
los siglos III y I a.C. Este descubrimiento y la investigación posterior han
permitido constatar que la Biblia, tal como hoy la conocemos, ya era una
tradición consolidada tres siglos antes del nacimiento de Cristo. Dado que los
libros de la Biblia recogen tradiciones y beben de fuentes muy anteriores,
podemos afirmar que realmente esta gran colección fue elaborada y escrita a medida
que se iba desarrollando la historia del antiguo pueblo de Israel.
NOTA. Estos apuntes de Biblia se basan en varias fuentes:
Curso
sobre Antiguo Testamento, impartido por la doctora Christine Hayes en la
Universidad de Yale, otoño 2006.
Introducción alAntiguo Testamento, de J. L. Ska.
Para leer la Biblia,
Cuadernos Bíblicos, de Etienne Charpentier.
Dios camina con los pobres,
de Rafael Sivatte.
Apuntes cedidos por un antiguo alumno de la Facultad de
Teología de Cataluña.
En esta presentación podéis ver un resumen de los apuntes de forma gráfica y una ampliación de algunos temas arriba mencionados, como los cánones, y un resumen de la historia de Israel.
En esta presentación podéis ver un resumen de los apuntes de forma gráfica y una ampliación de algunos temas arriba mencionados, como los cánones, y un resumen de la historia de Israel.
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